domingo, 10 de junio de 2018

Sicilia a nuestro aire IV

(continuación de Sicilia a nuestro aire III)

"Sicilia se reconoció a sí misma en el barroco, que se ejecutó aquí con más pasión y sanguínea solemnidad que en ningún otro lugar, a excepción de España" _Joaquín Fest_.

Ahora toca dirigirnos a Ragusa (declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco) como sede para visitar el valle de Noto.


La ciudad de Ragusa está situada sobre un promontorio y se divide en dos partes: la más antigua e interesante se la conoce como Ragusa Ibla  y está situada en la parte inferior; la más moderna se encuentra en la  zona superior.  Dos ciudades en una, con multitud de entradas a través de empinadas escalinatas donde pasear por sus calles es una auténtica delicia pues en cada esquina o en cada rincón te espera una sorpresa.


Son muchos los edificios que ver en esta joya de ciudad como la Iglesia de las Ánimas del Purgatorio, la Vieja Cancillería, la Iglesia de Santa María dell'Idria y el Palazzo Consentini,... todo ello en Ibla. El Jardín Ibleo, el Palazzo La Rocca, el Duomo di San Giorgio y la iglesia de San Giuseppe... Pero lo mejor es olvidarse de la guía y de los itinerarios y perderse por la ciudad que a buen seguro no te quedas sin ver nada pues es una ciudad que se controla muy bien desde el principio.

Por cierto, para los lectores de la novela de  Andrea Camilleri  cuyo protagonista es el comisario Salvo Montalbano, Ragusa es la ficticia Montelusa en la novela y en la serie.

Turista japonesa pintando la catedral

Es una maravilla la vista del conjunto barroco de Ibla visto desde la Ragusa superior al atardecer; así como desde la carretera que por el sur va a Módica. Ragusa realmente enamora.



Foto de JGV
Desde la carretera que va a Módica

Para los golosos una recomendación: la heladería DiVini, en la plaza del Duomo, es de las más originales de toda la isla. Allí se elaboran helados artesanales de sabores muy poco usuales: cebolla, chocolate con pimienta, turrón, además de varios a base de vinos: Marsala, moscatel, vino rosado, etc.


Noto y la Riserva Cavagrande del Cassibile

Noto está declarada también patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La ciudad quedó totalmente derruida después del terremoto de 1693. De este desastre surgió la idea de construir una nueva Noto y así se hizo siguiendo los gustos y cánones del barroco siciliano. No voy a decir que no me gustó pero la marea de turistas, la sensación de que estaba visitando una ciudad de postal o un inmenso decorado bastante artificial, le quitó encanto a la visita. Nada que ver con la autenticidad de ciudades como Ragusa y Módica. Y para colmo ni el restaurante que llevábamos recomendado ni el Caffé Sicilia, uno de los templos más antiguo y famoso de la repostería siciliana, estaban abiertos. Los lunes ya se sabe.

Entrando por la Puerta Reale y siguiendo el Corso, nos encontramos con todos los monumentos más significativos: San Francesco a l'Inmacolata, Santa Chiara, Piazza del Municipio con la Catedral San Nicoló precedida de una imponente escalinata triple, el palacio San Alfaro, el palacio episcopal y el palacio Ducezio sede del Ayuntamiento...




Continuando nos topamos con la iglesia de San Carlos (subimos a la torre donde hay unas bonitas vistas de la ciudad y de la Piazza del Municipio), San Domenico, convento de los dÉrcole, el teatro Comunal y la iglesia del Carmine. En Via Cavour  (paralela al Corso) nos encontramos la capilla de  San Antonio Abad, el palacio Castellucio, el palacio Astuto, el palacio San Giacomo, la iglesia Santa Ágata para terminar en Santa María del Gesú.



Después de comer y para quitarnos la saturación de edificios barrocos, decidimos ir a un lugar de naturaleza así que nos dirigimos a reserva de Cava Grande de Cassibile.  El río Cassibile a su paso por el parque ha erosionado el terreno creando una sucesión de lagos conocidos como los lagos d’Avola. Hay un camino bastante difícil para bajar al río y a las pozas, así que nos conformamos con disfrutar de la vista impresionante del  cañón que horada la cadena montañosa de los montes Ibleos.

 

De vuelta hicimos una corta parada en Palazzolo Acreide que a pesar de que suele quedarse fuera de los circuitos turísticos tiene el encanto de los pueblos del interior de Sicilia.







Punta Secca y Módica

Si eres seguidor o seguidora de la serie Montalbano (nosotros no somos muy seguidores pero mi cuñada sí) no puedes dejar de visitar Punta Secca pues allí se sitúa el ficticio pueblo de Vigàta en la muy real Donnalucata. Aquí se encuentra la morada del comisario. Una casa de dos plantas y con un porche que mira a la playa y que tantas veces se nombra en los libros y aparece en la serie. De hecho es posible alojarse en ella ya que es un B&B.


Punta Secca es la playa donde el comisario se baña y el chiringuito Enzo a mare (almorzamos unas exquisitas pastas con frutos del mar) donde habitualmente come.




Después de comer cogimos carretera hacia Módica (también ciudad patrimonio de la Humanidad por la Unesco). Es tan bonita y pintoresca como Ragusa.  Precisamente por esto se disputa hoy con Ragusa el lugar de excelencia como foco de interés artístico e histórico de la provincia. 

Tiene dos partes, la Módica alta donde la construcciones escalan la montaña y  la Módica baja asentada en un antiguo valle. Lo que la hace única y encantadora es su casco antiguo barroco: la imponente y elegante basílica de San Giorgio, sus magníficas iglesias, sus palacios y las pintorescas callejuelas. 



Como no teníamos demasiado tiempo nos centramos en lo más importante: Corso Humberto Ecco, piazza del Municipio, iglesia Santa María di Betlem, catedral de San Pietro, la iglesia rupestre de San Nicolá en la parte baja para después ir subiendo hasta llegar a la escalinata que preside la San Giorgio.
 
 

Una preciosa vista de Módica al atardecer desde el mirador en la via Sant'Andrea.


Otro aspecto por lo que Módica es famosa es por su chocolate. Se trata de un chocolate que todavía se hace al estilo antiguo que los españoles importaron desde México, un método que deja inalteradas las características del cacao. Es rugoso, arenoso, menos refinado que al que estamos acostumbrados pero es delicioso y los sabores con los que se combinan (pistachos, chile, vainilla, cardamomo, café, canela…) son siempre ligeros, no se sobreponen al sabor principal del cacao. Así que, ¡cualquiera se iba sin comprar chocolate de Módica! Fuimos a la Antica Dolceria Bonajuto situada en un callejón frente a la catedral de San Pietro,  fundada en 1880, ha hecho internacionalmente famosa a Módica. No solo es una tienda preciosa sino que puedes degustar todos los tipos de chocolate que hacen. Salimos cargados de tabletas y para colmo compramos más en otra tienda.